1794.- Nada. (25 abr 2024)


Vemos el mundo desde la persona
que lleva nuestro nombre.

Y nos parece que todo
lo que recordamos haber vivido,
ha ido añadiendo características,
conocimientos, experiencias y propiedades
al bebé que un día fuimos.

Y desde esa persona,
manejamos con nuestras acciones
y la ayuda de nuestros pensamientos.

Un mundo en perpetuo cambio,
para conseguir sobrevivir
y prosperar en la vida.

Pero si recuperamos la atención
que necesariamente nos mantiene
pendientes de ese proceso,
como única manera posible de controlarlo.

Y la depositamos en el observador
de nuestra persona y su mundo,
en la consciencia, en el yo soy desnudo.

Nos damos cuenta de que nada fijo,
estable, definido o concreto hay allí,
ni en ningún otro sitio.

Lo que nos puede ayudar
a intuir el vacío fundamental,
que es la esencia de toda forma.

1793.- Señalar. (23 abr 2024)


Lo que buscamos,
es lo que somos.

Pero desde lo que ya somos
nos buscamos
fuera de lo que somos.

Como si pudiéramos
encontrar así
al que sale a buscarse
a sí mismo.

Y sin embargo,
cuando esta búsqueda
se realiza hacia uno mismo,
sorprendentemente llega el día.

En el que el buscador y el buscado
se funden en uno solo.

Responder las preguntas
solo desvía del objetivo.

Por eso dejé mi blog
navegando tranquilo por la web,
para que cada uno pudiera
preguntarselo a sí mismo.

Y trato de señalar
solo nuestra naturaleza,
entre todas mis palabras vacías.

1792.- Humo. (21 abr 2024)


Los pensamientos
de los que tratamos de vaciarnos
día a día durante la meditación,
son en realidad,
como el humo que no puede
ser contenido en lugar alguno.

Solo podemos recordarlos
y prestarles o no nuestra atención.

Por eso retirarles la atención,
es estar ya en nuestra mente original. 

Y permanecer en ella
mientras la vida sigue su curso,
es la iluminación suprema.

Podemos repetir este proceso indefinidamente,
pero realmente ya hemos hecho
todo lo que teníamos que hacer.

Solo hemos de decidir,
en qué lado queremos estar
en cada momento y nada más.

1791.- Quiénes somos? (19 abr 2024)


Quiénes somos?

Para responder,
damos nuestro género,
nuestro nombre y apellidos.

Decimos de dónde somos,
dónde nacimos,
la estatura, peso,
color de pelo, de ojos
y de piel de nuestro cuerpo.

Dónde vivimos,
nuestro estado civil,
qué hemos estudiado,
en qué trabajamos,
las aficiones y gustos
que tenemos.

Y tal vez,
qué buscamos en la vida
y cuáles son nuestros sueños.

Poco más.

Todas esas son características
que se condicionan unas a otras
y nos mantienen atrapados
en la persona que creemos ser.

Pero,
a quién definen?

Quién hay debajo o detrás
de todas esas características?

Yo.

Y ese yo desnudo de características
que lo definan,
está en todos.

Localizar el yo desnudo y vivir desde allí,
nos permite desidentificarnos
del personaje que ha ido adquiriendo
características distintivas
y que llamamos persona o ego.

Y conservar la calma y la paz
ante las experiencias
que nuestro personaje
atraviesa en la vida.

Asentados en el yo soy,
podemos intuir el vacío
de nuestra verdadera naturaleza.

Y dejarnos alegremente vivir
en la ilusión de la existencia,
sin ningún reparo o miedo
ante el devenir.

1790.- De vuelta. (17 abr 2024)


Cualquier actividad que realicemos
como personas,
incrementa necesariamente
la ilusión de serlo.

Sin embargo, la introspección, la rendición
o permanecer en el yo soy en meditación
o durante nuestras tareas cotidianas.

Sí puede llevarnos al borde mismo
del pensamiento,
permitiéndonos así reconocer
nuestra naturaleza verdadera.

Algo inimaginable conceptualmente
desde el pensamiento mismo.

El instante sin pensamientos del satori
es realmente ver desde dentro
de nuestra verdadera naturaleza original.

Y disipa de golpe cualquier duda,
al constituir lo que conocemos
como no dualidad.

De vuelta en el mundo ilusorio
de la vida cotidiana,
ya no se produce la identificación
con nuestro personaje,
su karma o su historia

Ni con la interpretación automática
que a tenor de los contenidos del pensamiento conceptual
nos movía de la emoción y la acción.

La vida se vive a sí misma y nos contiene,
mientras la percepción
se despliega espontáneamente.

1789.- Otro mundo. (15 abr 2024)


Todas las cosas son transitorias y vacías
aquí mismo donde ahora vivimos,
aunque a algunas las tratemos
como si fueran a durar para siempre
y olvidemos que todo es pasajero.

No hay ningún otro mundo para nosotros,
fuera de este donde vivimos.

Nuestros pensamientos lo transformaron
en una historia ilusoria
y despertar a nuestra verdadera naturaleza
y desidentificarnos del personaje
que creemos ser,
le devuelve la sencillez y espontaneidad,
que es la forma de su esencia vacía.

1788.- Detener. (13 abr 2024)


Intentar detener
los pensamientos,
es inútil.

Lo único que podemos hacer
es no involucrarnos en ellos.

Al principio es imposible,
porque tienen toda nuestra atención
y reclaman todo nuestro interés.

Ya que nuestra vida
está centrada
en procurar la supervivencia,
beneficio y progreso
de nuestra persona.

Y el cuidado de todo
lo que consideramos
querido o nuestro.

Pero tras el satori,
o a fuerza de intentarlo,
bien sea mediante la comprensión,
con la meditación, la introspección,
la devoción o incluso
la permanencia intencionada
en el yo soy desnudo.

Nuestro interés cambia de las cosas,
las personas y los estímulos
del mundo externo,
a la paz del mundo interior.

Así llega un día,
en que los pensamientos y los conceptos
ya no nos interesan más,
porque la mente original ha
tomado el mando
y la vida se desarrolla por sí sola
en perfecto gozo y paz.

La atención se retira entonces
espontáneamente del pensamiento
y queda en libertad,
al haber perdido todo interés
en el mundo ilusorio de la historia personal
que trenzaba el pensamiento
conceptual dualista.

Pero esto no anula nuestra
capacidad intelectual,
sino que la incrementa
al servicio de la intuición,
pudiendo resolver al instante
cualquier situación que le competa.

1787.- Rara vez. (11 abr 2024)


Nuestra atención está
permanentemente pendiente
de los contenidos
del pensamiento conceptual.

Que ha creado una interpretación
propia de la realidad,
a base de conceptos que representan
los objetos y formas conocidos.

Relacionándolos e interpretándolos
de manera siempre
interesada y personal.

Cuando recuperaremos la atención
de allí donde se encuentra,
la mente regresa de inmediato
a su funcionamiento original.

Pero cada vez que esto sucede,
nos aburrimos por falta de estímulos
y volvemos de inmediato
a seguir los pensamientos, los sentimientos
y emociones que nos producen
y que nos llevan a la acción.

Llenando con todo ello
nuestras vidas de nuevo,
para nuestro entretenimiento.

Rara vez alguien quiere salir
de esa ensoñación,
pero todo el que lo intenta de corazón,
acaba experimentado la liberación.

1786.- Alimentar. (9 abr 2024)


Las enseñanzas son solo para suavizar
el karma de la persona que somos
dentro del pensamiento conceptual,
 donde la atención sigue atrapada.

Se espera así que atisbemos la salida,
aunque esta no puede ser otra
que el reconocimiento
de nuestra verdadera naturaleza no dual.

Para ello no tenemos más remedio
que retirarles la atención y el interés
a los pensamientos y optar,
según sintamos más o menos afinidad,
por entregar nuestra vida
de golpe al devenir,
por recuperar la atención
y depositarla en el yo soy desnudo,
dejando a la vida hacer,
o por averiguar qué somos en realidad
mediante la introspección.

Alimentar los pensamientos
con nuestra atención,
aprendiendo, practicando o cambiando,
solo prolonga la insatisfacción
que únicamente cederá saliendo de allí
para poder reconocer
lo que verdaderamente somos
y regresar emtonces al mundo
solo para disfrutar.

1785.- Lo que somos. (7 abr 2024)


Ya somos lo que somos,
pero estamos solo pendientes
de los contenidos
del pensamiento conceptual,
identificados erróneamente
con el personaje que los experimenta.

Si recuperamos la atención
de allí donde esté enfocada,
inmediatamente recuperamos también
el funcionamiento original de la mente
y accedemos a la iluminación suprema.

Toda enseñanza verdadera
debería señalar nuestra naturaleza real,
pero no enseñar nada,
ya que nada hay que añadir
a lo que ya somos,
ni que deba desviarnos del único objetivo
de reconocerlo por nosotros mismos.

Toda práctica verdadera
debería ir enfocada a recuperar
el control sobre la atención,
pero solo si fuera necesario,
para poderla retirar
del pensamiento conceptual
y darnos cuenta así
de que todos sus contenidos
son ilusorios y de que no somos
la persona que creíamos ser.

Creer que tenemos que hacer algo
para ser lo que ya somos,
es un pensamiento más
que debe ser tenido por lo que es,
una mera ilusión.

1784.- Maestro. (5 abr 2024)


Si yo fuera un maestro reconocido
y te dijera que restases importancia
a los pensamientos y recogieras
tu atención de allí donde
se encuentre enfocada.

Para depositarla en tu yo soy desnudo,
y permaneciendo así dejaras que la vida
se desarrollara a su aire ante ti.

En vez de tener que decidir constantemente
cómo actuar para sobrevivir y prosperar.

Si tú me creyeras y confiando en mi consejo
lo llevarás a cabo de todo corazón.

El sufrimiento habría terminado,
la muerte ya no llegaría jamás
y estarías sentado junto a mi
y junto a todos los que reconocieron también
su verdadera naturaleza y se abandonaron
al gozo de experimentar
la existencia sin más,
en toda su plenitud desde la mente original.

Pero yo no soy maestro de nadie,
solo me expreso libremente
y comparto mi experiencia.

Como también me pasó a mi,
asumo que los hábitos que nos llevan
a seguir los dictados de los pensamientos,
no son fáciles de revertir,
aunque mi mensaje es que sí es posible
y cualquiera puede hacerlo
si insiste lo suficiente en ello.

1783.- Nada ni nadie. (3 abr 2024)


Por qué se dice que en realidad
no hay nada ni nadie
y que todo es una ilusión?

No hay nada,
en el sentido de que la multiplicidad
de formas y objetos que percibimos,
son fruto de la discriminación
y conceptualización
que hace el intelecto.

Pero en realidad no hay dualidad,
sino una misma esencia
compartida por todos,
que llamamos mente única,
vacío, dios o no dualidad.

No hay nadie,
en el sentido de que la persona
que lleva nuestro nombre
y nuestra historia personal
en un cuerpo que va a morir,
es una ilusión
del pensamiento conceptual,
con la que erróneamente
nos identificamos.

Ya que nuestra verdadera esencia
es la misma que la del resto
de formas aparentes de la existencia.

Lo cual no quiere decir
que no conservemos la individualidad
del yo soy desnudo de características
de cada cual,
a la hora de experimentar en el mundo,
aunque en esencia todo sea
una única no dualidad.

No necesitamos desaparecer en el vacío,
ni evitar las experiencias de la vida,
tan solo con desidentificarnos
de la persona que creemos ser,
recuperamos el funcionamiento
espontáneo original de la mente,
el sufrimiento y el miedo cesan.

Y la vida se transforma
en el maravilloso gozo
de vivir en plenitud.

Enredarnos entre los conceptos,
para decidir llamar a esto algo,
nadie, vacío o dios,
es irrelevante cuando solo tenemos
que vivirlo.

1782.- Decisiones. (1 abr 2024)


Cómo podemos dejar
que la vida siga su curso,
en vez de decidir y actuar
continuamente nosotros
como persona?

Cómo esclarecer la confusión
entre la necesidad de hacer
cosas como persona,
y dejar a la vida actuar
sin entrometernos
con decisiones y actuaciones
de esta misma persona?

No hay que cambiar nada,
todo sigue igual,
solo que si nos identificamos
con la persona,
creemos que algunas cosas
las decidimos y hacemos
nosotros y otras no.

 Cuando nos desidentificamos
de la persona,
las decisiones de la persona
se suman
a las que la persona no tomaba
y nos damos cuenta
de que siempre fue así.

Una parte de todo lo que sucede
nos lo atribuimos como persona
y otra no,
cuando en realidad
todas las decisiones son ajenas.

Por eso,
despertar a lo que realmente somos
es una revolución,
y en vez de experimentar
como propias las situaciones
que la persona atraviesa,
en nuestra mente original
siempre hay dicha,
gozo y paz mientras la vida
se va desenvolviendo por sí misma.

Si en vez de creer ser una persona,
creyéramos ser las nubes,
también creeríamos
que cubrimos la luz del sol
o que somos nosotros
los que llovemos,
cuando en realidad
nadie mueve las nubes
y nadie llueve.

Lo mismo ocurre con la persona,
que es una forma ilusoria más
del pensamiento conceptual
adherida al cuerpo,
cuyas decisiones, acciones,
nacimiento, vida y muerte,
nos atribuimos erróneamente,
atravesando el karma
que suponen las consecuencias
de sus acciones y reacciones.

Al reconocer que no somos
la persona en el cuerpo
y que nuestra verdadera
naturaleza es otra,
solo nos queda el gozo
inherente a la no dualidad,

Aunque las montañas,
los ríos, la lluvia
y todo lo demás siga allí,
experimentado sin
restricciones ni miedo.